20 de febrero «Día Mundial de la Justicia Social»

En el Día Mundial de la Justicia Social, la comunidad internacional busca erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos los seres humanos.
La justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro los países y entre ellos. La búsqueda de la justicia social universal debería ser el núcleo de la misión de las organizaciones internacionales en la promoción del desarrollo y la dignidad humana. La adopción por la Organización Internacional del Trabajo de la Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa es un buen ejemplo de este compromiso. La Declaración se centra en garantizar resultados equitativos para todos a través del empleo, la protección social, el diálogo social, y los principios y derechos fundamentales en el trabajo.
En el entorno nacional podemos decir que el logro de esta justicia social está también estrechamente vinculado con los objetivos de desarrollo sostenible. La Justicia Social no puede dejar de lado los nuevos temas: el feminismo y los derechos de la mujer (la revolución sexual y la salud reproductiva), la ecología y los derechos ambientales (es interesante señalar la tempranísima preocupación por las cuestiones ambientales de Perón a fines de los sesenta y principios de los ´70), las demandas de educación terciaria y universitaria de acceso universal y las demandas de servicios de salud universal de acceso gratuito.
LA JUSTICIA SOCIAL según nuestra concepción deja de lado la idea “de beneficencia” sobre la acción social, que necesita ser institucionalizada a través de la legislación social, derechos que partiendo del mundo laboral se extienden paulatinamente a las mujeres, la infancia y la tercera edad.
Una aclaración importante y necesaria: la justicia social, es el fin último de la acción del estado y sentido final de búsqueda de la realización individual y colectiva para todos los miembros de la sociedad.
En este pilar distintivo (alcanzar y sostener la justicia social como objetivo último al que se supeditan la economía y la política) radicó el carácter revolucionario del programa del primer peronismo y la fortaleza popular de ese proyecto.